martes, 5 de junio de 2012

Carta ganadora del concurso "Cartas a Federico García Lorca"


Albolote, 21 de marzo de 2012

Amigo Federico,

¿Me dejas que te llame amigo? Es que te conozco desde chico, cuando en Preescolar aprendimos tu poema del lagarto y la lagarta, y también visitamos la casa donde naciste en Fuente Vaqueros; además, cuando mi papá nos llevaba los domingos al pantano canturreaba “Verde que te quiero verde”; ahora que ya estoy en el instituto he leído La casa de Bernarda Alba, y los personajes utilizan muchas expresiones y palabras que yo he escuchado decir en mi familia, sobre todo a mis abuelos, y me hace gracia verlas escritas.

¿Sabes, Federico? El mundo ha cambiado mucho desde que tú te fuiste en 1936. Nueva York, que sé que visitaste, te sorprendería todavía más, y la Vega casi ya no tiene campo ni esas gentes tan apasionadas que tanto te inspiraban. Ahora hay Internet, y como he leído que eras muy simpático y alegre estoy seguro de que tendrías facebook y chatearías un montón. Ah, que se me olvidaba, en tu casa de Granada, en la Huerta de San Vicente, han hecho un parque con tu nombre al que a veces he ido; tiene una tirolina y miles de flores.

Seguro que ni te imaginas lo famoso que has llegado a ser, incluso sales en los libros del colegio, ¿te lo puedes creer? Pues sí, y muchas veces en los exámenes hacen preguntas sobre ti. He buscado y me he enterado de que tu mamá era maestra de escuela: ¡qué orgullosa estaría de ver cuántas páginas te dedican, y que otros profesores como ella hablan de su hijo en clase!

Fíjate qué cosa más rara, te estoy escribiendo esta carta porque en Lengua nos han animado a que participemos en un concurso, pero veo que todas deben llevar una dirección a la que enviarse, y nadie sabe la tuya. Ahora se habla de eso mucho en la tele, de donde estás, y parecen un poco perdidos, pero yo digo “¿Pues dónde vas a estar? ¡En tus poesías y en todas tus obras de teatro!” ¿No te he dicho antes que eres como un conocido de toda la vida? Por eso me gusta llamarte amigo, y te escribo sin preocuparme de que mi carta no lleve tu dirección, ¿o iba a estar tan tonto de escribir a un fantasma? Para mí estás muy vivo, querido Federico, y me ha alegrado mucho poder contarte al menos un poco de cómo es el mundo ahora y decirte que nadie, nadie, se ha olvidado de ti. ¡Y aquí te pongo un abrazo gigante, amigo mío!

                                                                           Antonio Heredia Pérez (3º ESO D).








































                                       

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